Jesús el buen pastor
Yo soy el buen pastor. El buen pastor de la vida por las ovejas. Jn 10,11
El señor Dios apenas peco Adán, le llamo diciendo:
dónde estás? A lo que respondió. Oí tus pasos y me dio miedo por estar desnudo.
Gn. 3,9.
El hombre por el pecado se desviste de su dignidad, se
separa de Dios, pero Dios no le deja, dedicando todo el misterio de su
encarnación a buscarlo para ayudarle. Así apenas peca, lo llama, abriendo de inmediato toda la riqueza
de sus misericordias, prometiéndole enviar al Mesías. Pasados los siglos cumple
la promesa enviando a su Hijo en carne humana para librarle al hombre de su
acción pecaminosa.
Entre las enseñanzas o acciones misericordiosas que le
presenta es la del pastor. Tal es el caso de algunos salmos y del profeta
Ezequiel 34, conservándonos con lujo de detalles su acción de buscar a la oveja
perdida:
“las recogeré aunque estén desparramadas. Vendare sus
heridas. Hare que tengan fuerzas las débiles. Cuidare a las gordas. Las llevare
a los pastizales de los montes y a
fuentes de fresca agua”. Tengo otras ovejas y quiero que
todas formen un solo rebaño, un solo pastor.
Y al presentarse el Mesías con el nombre de Jesús se
apropia el nombre de pastor, Jn 10,11: Yo soy el buen pastor, la puerta del redil.
Conozco a mis ovejas. Como el Padre me conoce, así conozco a mis ovejas.
En esta novena de Jesús del Gran Poder debo leer las
lecturas del buen pastor, de su acción compasiva. Esta doctrina sea lámpara en
mi conciencia, descubriéndome la relación que tengo con Dios. Es contra mi
naturaleza vivir separado, huyendo de Dios, arguyendo que estoy desnudo.
Al fin que soy para que el Señor viva diariamente
buscándome?.
Misericordia, Dios mío, según tu clemencia infinita,
conforme a tu gran misericordia borra mi maldad. Lávame bien de mi culpa,
purifícame de mi pecado.

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